Lejos de lo que se nos ha dicho, los niños que pasan más tiempo con sus papás son más seguros de sí mismos.

Cuando los niños conviven sanamente con adultos tienen un conocimiento de temas que nunca conocerían al estar siempre rodeados de niños y desarrollan un lenguaje más amplio y profundo.

Por ejemplo, aprenden sobre finanzas, matrimonio, nuevas investigaciones, etc. Están constantemente absorbiendo lo que nosotros nos tardamos tantos años en asimilar.

Aprenden a convivir con los niños con más facilidad porque saben que tienen libertad de elegir a sus amigos o compañeros de juego. No están todos los días con el mismo grupo por mucho tiempo, sino que conviven por gusto y esto permite que vivan más alejados de la constante competencia, acoso, bullying y por lo regular, están en un ambiente seguro donde son amados y aceptados, donde la disciplina es directa e individual sin juicio, sino con verdad y misericordia.

Cuando aprenden un nuevo tema por emoción e interés, se fortalece su autoestima porque se han descubierto capaces de crear, investigar, aprender mucho y pueden desenvolverse con seguridad de lo que les apasiona, en varios temas se vuelven expertos.

Nuestra generación, en muchos casos, fuimos enseñados para que nos dijeran: qué hacer, qué leer, qué aprender, qué memorizar, qué estudiar, etc. Es como si nos hubieran entregado un paquete que dijera: Esto es lo que tienes que hacer toda tu vida.

Pero con el paso del tiempo, cuando las cosas se salen de control por un problema inesperado, o cuando algo no nos está saliendo bien, o es nuevo para nosotros, no sabemos qué hacer, ni qué decisiones tomar porque no fuimos enseñados para hacer eso, no se nos permitió opinar, dialogar, diferir, comunicarnos en intercambio de opiniones respecto a un tema y encontrar nuestro propio punto de vista.

Tal vez en alguna materia de la Universidad había que hacer trabajos en equipo e investigar, pero en muy pocas ocasiones. La mayor parte del tiempo teníamos que guardar silencio o hablar lo menos posible durante muchas horas.

La Educación libre nos permite decidir qué hacer cada día, cada hora, cada mes. Conversar, dialogar, hacer miles de preguntas y conocer a los demás, etc.

Los niños aprenden a tener control de su propio ritmo y su propio aprendizaje. Diariamente llevan un control del avance y la motivación es personal, ellos son su misma competencia y comparación y quieren ser mejores, porque buscan alcanzar un objetivo, ya tienen en mente una o varias metas.

¿Quién pensaría que podemos dedicarnos a varias cosas a la vez, sin estar sujetos a una licenciatura o ingeniería?

Tenemos tantas habilidades que somos capaces de desarrollar varias profesiones a la vez y no solo conformarnos con un título. Los papás deben saber que los niños y jóvenes pueden hacer varias profesiones, y no necesariamente con un título universitario. 

Hoy tenemos al alcance muchas puertas al conocimiento por medio de diplomados, cursos, etc, para poder multiplicar los conocimientos.

Depende mucho, por ejemplo, si les gusta la medicina, arquitectura o derecho, entonces tienen que hacer su carrera forzosamente en la Universidad. Pero existen profesiones y trabajos que se pueden ejercer muy bien por medio de otras alternativas, y eso permite que desde muy chicos empiecen a estudiar e incluso trabajar en lo que les gusta y así puedan tener más conocimiento del tema a largo plazo.

De hacerlo así, no necesariamente hay que esperar hasta los 17 o 18 años para decidir la carrera profesional.

Cada quién escoge sus limitaciones: desde dónde y hasta dónde quiero llegar.